Densidad urbana y COVID-19: efecto en la transmisión y mortalidad en municipios de zonas metropolitanas y rurales de México
Resumen
La investigación tuvo como objetivo examinar la relación entre la incidencia y mortalidad por COVID-19 y la densidad de población, así como otros atributos urbanos. La investigación fue conducida desde una perspectiva integradora de los estudios urbanos y de salud pública, con una metodología de tipo cuantitativo y correlacional, recurriendo a pruebas de correlación estadística y de autocorrelación espacial. A partir de datos oficiales del primer año de pandemia en México sin agentes inmunizadores, se examina una muestra de 202 municipios mexicanos de zonas metropolitanas y rurales (estos últimos, los “municipios de la esperanza”). Se estudiaron como variables dependientes indicadores de incidencia y mortalidad por COVID-19; y como independientes 34 atributos urbanos de los cuáles 32 responden a tipos de densidades urbanas, incluida la densidad de población y otras de vivienda y su infraestructura, tipos de movilidad, establecimientos comerciales, de salud, industrias). Se analizó el comportamiento comparativamente por tipos de asentamiento (metropolitanos y rurales) y por rangos de densidad. La contribución reside en identificar tres principales variables demográficas con mayor valor predictivo de mayores tasas de incidencia y mortalidad por COVID-19 en los municipios mexicanos: superficie municipal habitada, población municipal y densidad de población. Así como otras variables de densidad que muestran correlaciones significativas negativas y que expresan características diferenciadas entre los municipios metropolitanos y rurales. Se sostiene que sí existe una correlación positiva entre la densidad de población y el comportamiento del COVID-19, pero esta es moderada, siendo más significativa con la superficie habitada municipal y la población municipal; lo que implica que las poblaciones de las zonas metropolitanas y de las megaciudades están expuestas a mayor riesgo de contagiarse y fallecer por COVID-19. Se argumenta además, que la baja densidad no es la solución a la “ciudad saludable”, dado que se detectaron municipios de este rango con tasas de incidencia y mortalidades superiores a la mediana. Por lo que, desde la planeación urbana, no debe abandonarse la ciudad compacta, sino orientarse a promover una planeación metropolitana orientada a impulsar "metrópolis saludables en-pandemia”; dados los riesgos diferenciados que presentan ante futuras pandemias y considerando que en ellas habitan más de la mitad de los mexicanos y que aportan en mayor medida al PIB nacional.
