Arquitectura ferroviaria mexicana. Patrimonio intangible
Fecha
2025-08-29Autor
Molotla Xolalpa, Pedro Tlatoani
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Mostrar el registro completo del ítemResumen
La estación es la denominación de un sitio afín a la actividad ferroviaria. Las construidas en México, en su interior exhibieron vocaciones mayoritariamente industriales y de carga, aglomerando en los edificios relacionados a la actividad del transporte de personas los elementos más representativos como los andenes, el reloj, salas de espera, taquilla y jefe de estación, sin embargo los inmuebles como las casas redondas, talleres, almacenes, bodegas, patios, tanques, etc., representan también un campo no menos significativo de la arquitectura ferrocarrilera mexicana.
La introducción de los ferrocarriles en territorio nacional provocó el replanteamiento de la actividad arquitectónica, desde sus estándares estéticos y constructivos hasta la revaloración de su condición social y humana. Introdujeron la tecnología y la ciencia como parte del programa lo que incluso llevaría a referirse a ella como máquinas de habitar.
Con estos inmuebles se inicia un proceso de re-concepción arquitectónica basada en la solución práctica de sus espacios y resultados formales derivados de la misma. Los requerimientos de extensas áreas libres promovieron el manejo de materiales como el acero y el vidrio que sin lugar a duda revolucionarían la construcción en México.
Los amplios recintos, generados por los modernos sistemas constructivos fueron los antecedentes de los posteriores edificios basados en las plantas libres y la estandarización propiciada por el uso de los materiales industrializados. Las nuevas técnicas fueron disminuyendo la masividad y pesantez de los inmuebles construidos hasta ese momento. Las cualidades del acero y el cristal lograron desaparecer las barreras visuales y sensoriales entre el exterior y el interior, provocando su integración y una obligada reconsideración de tales conceptos.
La globalización arquitectónica, que muchos la han colocado cronológicamente hasta el último cuarto del siglo XX, comenzó con la revolución de los transportes y sus consecuencias expansivas. Los ferrocarriles no sólo aceleraron la intercomunicación mundial, también abrieron y facilitaron el esparcimiento de las tendencias culturales y arquitectónicas, lo que dio como resultado el inicio de la homogenización de las actividades humanas.
Estos edificios además de sus valiosas aportaciones a la arquitectura pudieron integrar y lograr vinculaciones directas e indirectas con otros géneros. Así, dentro, anexo o cercano a sus límites espaciales es posible observar como generaron polos de atracción no sólo de transporte, también comercial, económica, cultural y social significando mojones dentro de los metamórficos centros urbanos del siglo XX y XXI.
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- IADA Capítulo en libro [303]
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