Hacer volar la cometa
Autor
Achig Sanchez, Miguel Angel
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Volar la cometa era toda una travesía primero construir la cometa, era ir al bosque a buscar el
sigse (carrizo o caña de bambú pero bien finito y liviano), luego conseguir papel periódico,
engrudo y piola (cuerda) ya con todos los materiales, llegaba el día de la construcción de la
cometa, nos juntábamos un sábado por la mañana todos los amigo de la calle Ana Paredes de
Alfaro alrededor de 30 para hacer varias cometas, el trabajo era comunitario, se dejaba secar
una semana las cometas, mientras tanto teníamos asignadas distintas labores como: conseguir
hilo de lana para hacer un cango (madeja de hilo de lana), ropa vieja para hacer la cola de la
cometa. Llegaba el siguiente sábado cada uno traía lo que pudo conseguir, mientras unos
corregían algo de la cometa otros armaban los cangos, otros hacían las colas de la cometa. En la
tarde luego del almuerzo (comida del medio día), nos encaminábamos a la parte más alta de la
calle Alpahuasi en donde había un potrero grande, en el cual comenzábamos hacer volar la
cometa, esta función no era nada fácil, incluso habían encargados por ejemplo: el que agarraba
la comenta su función aprovechar una corriente de aire y correr lo más rápido posible y soltar la
cometa, mientras otro era quien soltaba la lana del cango, otro dirigía la dirección de la cometa,
otro estaba atento que no se enrede la lana y otros estaban haciendo telegramas (notas escritas
para enviar en medio de la lana), cuando el aire lo permitía la cometa se elevaba por el cielo
azul de Quito y todos sonreíamos de felicidad por haber realizado bien el trabajo, por último era
plantar la cometa (la punta final de la lana se ataba a un palo y se clavaba en la tierra), la
finalidad de plantar la cometa era para acostarnos en la hierba o en la tierra para ver el esplendor
de la cometa en pleno vuelo.
Colecciones
- Creación artística [106]