Resumen
El presente artículo muestra un recorrido por las estrategias artísticas que llevaron a Duchamp a elegir La Fuente (1917) como un principio de insurrección que todavía forma parte de la discusión artística en nuestros días. Por medio de una aproximación hermenéutica a sus escritos epistolares y entrevistas, y sumando el poder interpretativo de textos críticos al respecto, se pretende exponer sus juegos irónicos a través de las ambigüedades dispuestas en la elección de una cosa cualquiera como obra de arte. Así, sabiendo del placer que las ambivalencias provocaban en Duchamp, profundizaremos en las capacidades asociativas que asume dicho urinario, pese a la reiterada insistencia del mismo artista en su anestesia estética para visualizarlo como un “objeto talismán” que reivindica lo cotidiano.