¡Feliz Navidad y un Próspero Año 2022 (desde el pensamiento crítico)!
Resumen
Es indudable reconocer que a consecuencia de la pandemia Covid-19 los espacios informativos y de opinión -como este- han logrado construir un vínculo entre el escritor y el lector, el primero colocando un argumento en la palestra y al escrutinio público, el segundo, en ser el receptor crítico que se permite llevar los argumentos al debate, interacción en la que se consolida una bella retroalimentación.
Por ello, desde la presente pluma quiero agradecerle su predisposición y proactividad hacia las palabras expuestas a lo largo del año, sin duda, ambos elementos fueron torales para edificar los mimbres de la voluntad, el respeto a la palabra, la devoción por la comunicación, el amor al conocimiento de quien lee y el cumplimiento a la responsabilidad de quien escribe.
Lo anterior no ha sido fácil para usted o para quien suscribe, ya que como usted conoce, Hegel ha sido controvertido por filósofos potentes como Nietzsche, Adorno o Foucault, tal cuestionamiento apaleaba a la derrota del pensamiento hegeliano, sin embargo, nunca se logró consolidar la destrucción porque todos ellos acababan dando en parte la razón a Hegel en cuanto a que la verdad contiene un núcleo determinado por la época (circunstancias en Ortega y Gasset), es decir, construir conceptos para analizar el momento (restricción cognitiva).
En este sentido, el vivir y el pensar se encuentran en la suerte de vasos comunicantes, ya que tenemos la permanente obligación de reflexionar desde el pensamiento crítico todas y cada una de las circunstancias en las que nuestra existencia se estaciona y al mismo tiempo sobrevivir al sistema económico y político.
Lo anterior conlleva una relación sustancial porque se tiene la obligación de cavilar sobre el entorno en el que nos encontramos, formular nuevas categorías de análisis y repensar o construir conceptos, desde la calle, la colonia, la conversación vecinal, la frontera, el uso del poder local, regional o nacional, la violencia, la pandemia, en términos concretos, crear los nodos suficientes que interconecten la cosa pública, el compromiso gubernamental y la ciudadanía.
Ahora bien, la realidad en la que nos encontramos genera constantemente imágenes y reacciones que son dignas de reflexión y estudio, sin embargo, el pensamiento hegeliano nos indicará que la reflexión filosófica siempre llega tarde, porque es imposible escribir al calor del momento, en palabras de Hegel “solo al atardecer, cuando los colores del mundo y de la vida se tornan, por unos instantes, en una gama de grises”.
Aunado a lo anterior, se debe sumar que nuestra existencia exige aprender a conocernos y no me refiero a la intersubjetividad, sino a la intrasubjetividad, esta como herramienta para autogestionar las emociones, la resiliencia y construir el carácter, todos ellos, elementos indispensables para superar la obcecación planteada por Hegel y con ello, ajustar el pensamiento crítico a nuestras circunstancias.
Es así como a lo largo del presente año hemos conjuntamente construido una imagen crítica de nuestro entorno, con mayor o menor nivel de profundidad. Particularmente, en el año que se termina nos ha tocado lidiar con la abrumadora circunstancia llamada: pandemia.
En este sentido, después de más de veinte meses -período razonable (idea hegeliana)- viviendo in situ el impacto transversal que ha tenido el Covid-19 en la política, la económica, la educación, la salud, entre otras, nos encontramos listos para construir argumentos para analizar la realidad coyuntural y las posibilidades que tenemos como ciudad.
No se puede soslayar que nuestra existencia e interacción -quien escribe y quien lee- se situó en un entorno de enfermedad y muerte, desde la incertidumbre sanitaria, las restricciones gubernamentales, la pérdida de libertades, las historias conmovedoras, hasta la enfermedad propia y muerte de seres queridos.
Es en esta reflexión en la que encuentro una deuda hacia usted por su compromiso al ser crítico del entorno, de llevar las ideas planteadas por los y las colegas que aquí expresan su opinión a su oficina o a la conversación vecinal, pero sobre todo gracias por acompañar a un servidor cada quince días en este espacio editorial.
Por último, elevo una oración para usted y su familia procedente del viejo adagio irlandés que reza “que el Señor lo tenga en su mano y nunca apriete demasiado fuerte su puño […], que siempre tenga una camisa limpia, una consciencia clara y suficientes monedas en su bolsillo para comprar […]”. ¡Feliz Navidad y un 2022 lleno de éxito!
Colecciones
- Divulgación [566]
El ítem tiene asociados los siguientes archivos de licencia: